Le daré esquinazo a mi suerte
que de buena tiene poco.
Alcanzaré lo contrario
para que mi suerte sea otra.
Con ello no quiero cambiar,
me gusto sensato y sonriente,
de ningún modo quiero perder
mis muchos siguientes futuros.
No alcanzaré en modo alguno
con mi mano bien abierta
aquello que se me acerca
y que pinta ser muy bueno.
He de cerrar la mano
que no pase entre mis dedos.
Que pueda emerger con fuerza
con un impulso furioso.
Impulso fuerte y total
me será ya muy difícil.
Mi voluntad es ser muy fuerte
pero mi lastre ya pesa.
Todo aquello que ya he hecho
casi bien, medio bien y bien hecho
me ayudará en el camino.
Lo errado pesa mucho.
Y digo errado el resultado,
porque buenas intenciones
era lo que marcaba el camino,
no contemplaba el fracaso.
Pero cuando el fracaso es lección
y enseñanza el resultado,
organizas cien batallas
pensando en cómo acaba,
ayuda a marcar camino
preparar cien estrategias
y organizar bien los pasos
para alcanzar el destino.
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