Triste Luna, la que la bruma esconde,
luciendo clara entre las nubes,
extrañando las estrellas.
Arropada en un baño de algodones.
Sol ausente, que muestras tu forma
y no nos acercas tu mano
cálida y reconfortante en pleno día,
y prefieres no mirar nuestros ojos enfriados.
Cielo gris y acomplejado,
que no muestras tus ganas de querer
en ninguno de tus gestos,
dando la espalda a quien te clama
Justo en ese instante que os miro,
temprano de mañana cuando estáis,
descubro que no hay refugio
porque no quereis ni observarnos.
Los amaneceres rojos,
los atardeceres deslumbrantes,
los días luminosos,
parece que no estén.
¿Nos habeis abandonado?
¿Vuestra decisión es en firme?
¿Volvereis a mirarnos de nuevo?
Yo quiero que volvais.
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